Hoy no cruzo

Una pared, nada más. A veces no es necesario cruzarla; basta con contemplarla, sentir su peso, su silencio. No siempre hay que derribar lo que se interpone; a veces, el límite mismo nos define y nos enseña a estar del lado correcto de nuestra propia historia… ¿o no?


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *