Tenía una idea sobre la que escribir, pero olvidé de qué iba; se quedó a medias, o menos.
¿Distracción o saturación? Tal vez mi cabeza decidió que no era importante, como cuando entras en una habitación con un propósito claro y te quedas en blanco.
¿Cuántas ideas se habrán perdido así, atrapadas en algún rincón, esperando ser rescatadas antes de desvanecerse y dejando tras de sí esa persistente sensación de que algo se está olvidando y no se consigue recuperar?
Quizá escribir sea una forma de intentar rescatar lo que se desvanece, una manera de lidiar con lo que nos pesa, y tal vez esa necesidad solo exista en la tormenta y no en la calma; porque cuando todo parece estar en equilibrio, las palabras simplemente se diluyen.


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