—¿Recuerdas la primera vez? Fue un instante entre la multitud, duró menos que nada y fue como una estrella fugaz, pero luego… se apagó, el momento te tragó, igual que te trajo.
Pero el destino —o lo que sea— nos procuró una segunda oportunidad. En otro lugar, en otro tiempo, pero casi en el mismo instante.
Y sin saber, supe qué decir. Aunque nos bastó una mirada para saber que ese momento ya era para siempre.


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