incursion

Incursión

Sin mediar palabra, descargó la primera ráfaga de la Thompson sobre aquellas criaturas.

El estruendo rompió el silencio como un trueno atrapado en las entrañas de la tierra. Las balas impactaron en los cuerpos húmedos que emergían de la penumbra, salpicando las paredes del sótano con una sustancia espesa y oscura. No era sangre, ni barro. Era algo más denso. Algo que parecía estar vivo.

Las figuras gruñeron con un lamento arrastrado desde las grietas del fondo del mar. Sus ojos acuáticos brillaban con un fulgor verdoso y enfermizo. Tenían mandíbulas anchas, branquias palpitantes y una piel viscosa que absorbía la luz.

Ella alzó el rosario con mano firme y la mirada fija en las criaturas.

Sus labios se abrieron y con voz solemne susurró:

—Vocem antiquam intonamus: Archetýpici regunt aquas.

Una de las criaturas retrocedió, como si aquellas palabras le abrasaran la carne. La otra, más alta, se irguió entre las sombras… y habló.

No con voz humana, ni siquiera con sonidos, sino con la mente.

—La carne es efímera.
El agua, eterna.
Venimos por la sangre de los que pactaron.
La Venida está cerca.
Ya no hay marcha atrás.
¡Pereced!

La intrusión mental les sumió en náusea y desolación.

Él consiguió recargar el arma con manos temblorosas antes de vomitar.

Ella no dejó de murmurar entre sollozos, con los ojos en blanco, se tambaleó y cayó al suelo.

Al fondo del sótano, el agua empezaba a subir.

Algo, desde las profundidades, empujaba hacia arriba.

📖 Relato de horror cósmico inspirado en una partida de rol.


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